Fotografía en una tarde lluviosa en Bogotá, acompañada de un poema.







Fotografías por: Luisa Arenas
Siento en mi piel la lluvia,
pedacitos de hielo caen sobre la acera,
mi refugio es un aparador muy lucido,
un letrero de neón invita a pasar.
La tormenta no da tregua,
y mil recuerdos se pasean por la carretera,
pasiones olvidadas ya por la edad,
sueños tirados en las calles húmedas.
La tentacion me atrapa,
hundido en alcohol recuerdo lo que yo fui,
un solitario quijote luchando contra el mundo,
acariciando a la soledad, y quemando la brisa.
Escribo versos para olvidar al ayer,
camino dentro de mis pensamientos,
tratando de encontrar un alivio a mi sed,
sed de inmortalidad y de pasión
No quiero quedar atrapado en la rutina de la ciudad,
no quiero ser como la lluvia que efímera desaparece,
la mirada de juventud se refleja en los vidrios del bar,
las calles húmedas están, seguiré por el antiguo camino.
La rutina, la contaminación, y el ruido son silenciados por gotas de lluvia,
que refrescan a la naturaleza que lucha por no morir dentro de la gran ciudad, como mi alma lucha contra demonios de una ciudad lluviosa…
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